Hace miles y miles de años, cuando los hombres empezaban a poblar la tierra, no existían ni el sol ni la luna y los hombres vivían en constante oscuridad, asustados por los numerosos genios que salían de las entrañas de la tierra en forma de toros de fuego, caballos voladores, enormes dragones...
Los hombres, desesperados, decidieron pedir ayuda a la Tierra.
- Amalur (madre Tierra) - le rogaron -, te pedimos que nos protejas de los peligros que nos acechan constantemente.
La Tierra estaba muy atareada y no hizo caso a los hombres, pero éstos, tanto y tanto insistieron, que al final les atendió:
- Hijos míos, me pedís que os ayude y eso voy a hacer. Crearé un ser luminoso al que llamaréis Luna.
Y la Tierra creó la Luna.
Al comienzo, los hombres se asustaron mucho y permanecieron en sus cuevas sin atreverse a salir, pero, poco a poco, fueron acostumbrándose.
Al igual que los hombres, los genios y las brujas también se habían atemorizado al ver aquel objeto luminoso en el cielo, pero también se acostumbraron y no tardaron en salir de sus simas y acosar de nuevo a los humanos.
Acudieron una vez más los hombres a la Tierra.
- Amalur - le dijeron -, te estamos muy agradecidos porque nos has regalado a la madre Luna, pero aún necesitamos algo más poderoso, puesto que los genios no dejan de perseguirnos.
-De acuerdo, crearé un ser todavía más luminoso al que llamaréis Sol. El Sol será el día y la Luna la noche.
Y la Tierra creó el Sol.
Era tan grande, luminoso y caliente que los hombres tuvieron que ir acostumbrándose poco a poco, pero su gozo fue muy grande porque, gracias al calor y a la luz del Sol, crecieron las plantas de vivos colores y los árboles frutales. Y, lo que es aún más importante, los genios y las brujas no pudieron acostumbrarse a la gran claridad del día y desde entonces sólo pudieron salir de noche.
Otra vez fueron los hombres a ver a la Tierra.
- Amalur - le dijeron -, te estamos muy agradecidos porque nos has regalado la madre Luna y la madre Sol, pero necesitamos aún algo más, porque, aunque durante el día no tenemos problemas, al llegar la noche los genios salen de sus simas y nos acosan.
Nuevamente, la Tierra les dijo:
- Está bien. Voy a ayudaros una vez más. Crearé para vosotros una flor tan hermosa que, al verla, los seres de la noche creerán que es el propio Sol.
Y la Tierra creó la flor Eguzkilore (Flor del Sol), que hasta nuestros días defiende nuestras casas de los malos espíritus, brujos, lamias, genios de la enfermedad, la tempestad y el rayo.
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