viernes, 15 de abril de 2011

"Hacer montaña", por Dani Sánchez

El fallecimiento, el 23 de mayo de 2008, del alpinista Iñaki Ochoa de Olza supuso la desaparición "física" de uno de los montañeros más emblemáticos de los últimos tiempos. El Annapurna se cobró la vida del intrépido navarro.

Iñaki encarnaba como pocos los mejores valores del montañismo. Si enorme dimensión personal, su genuina filosofía de pensamiento, y un modo de vida coherente y acorde con su peculiar manera de entender la existencia le han convertido en un referente inevitable.

A continuación, reproduzco un revelador artículo de Dani Sánchez, publicado en mayo de 2010 en la revista Diagonal y que me ha parecido demasiado interesante como para dejar pasar la ocasión de incluirlo en este blog.




Las montañas de todo el mundo deben estar mirando hacia sus faldas, entre enfadadas y divertida, el espectáculo que las recorre. Carreras y competiciones por ser la primera mujer en alcanzar las 14 cumbres de 8.000 metros. Padres que intentan que su niño de 13 años sea el más joven en llegar al Everest. Miles de botellas abandonadas sin oxígeno. Héroes. Gloria. Ataques a cumbre. Victorias. Derrotas. Palabras que no pertenecen al montañismo. En todo este jaleo alpinístico en el que comienzan a participar grandes empresas y medios de comunicación es cuando la forma de acercarse a la montaña que tenía Iñaki Ochoa de Olza recupera toda su importancia y valor. La pasión y grandeza que sentimos de niños en nuestro primer acercamiento a la montaña es la que mantuvo el alpinista pamplonés en todas sus expediciones, con los ojos bien abiertos, disfrutando de las luces del atardecer, de cada cumbre como si fuera la primera. Para él fue el Monte Lakartxela en el valle de Belagua, para otros el Yelmo de la Pedriza, o el Txindoki en la sierra de Aralar, o el monte más cercano a nuestro pueblo, o aquel campamento en el que nos perdimos, o aquella aventura que terminó en el cuartelillo. Porque realmente esas sensaciones de aventura, de libertad, de descubrimiento y de sorpresa son las que siempre han caracterizado al montañismo, en contra de las marcas, las rivalidades y las medallas que reinan en los deportes de competición. Porque Iñaki sabía que la libertad que él amaba y buscaba a través de las montañas no se encontraba en ser el primero en llegar, ni en acumular menciones ni récords, sino que se encontraba en las cosas cotidianas que le proporcionaba el camino. Compartir sopas de sobre en un iglú zarandeado por el viento, en un lugar donde hay la mitad de oxígeno que al nivel del mar, con un joven sherpa de la aldea de Pangboche era para Iñaki hacer montaña. Recorrer los caminos que llegaban al campo base comiendo chapatis y bebiendo chai, saludando viejos conocidos, tratando de igual a igual a todos, era para Iñaki hacer montaña. Renunciar a cumbres que le habían costado sus ahorros y sus esfuerzos de los últimos meses por ayudar a un amigo o desconocido en problemas era para Iñaki hacer montaña. Pero hasta para las montañas que amaba Iñaki han llegado los tiempos modernos. Esos en los que no se entiende un esfuerzo si no hay un enemigo, en los que no se entiende una vida sin triunfadores y fracasados, en los que no se entiende el hacer las cosas por el sencillo y maravilloso placer de hacerlas. Alpinistas que olvidan el camino y sólo piensan en la gloria. Como si ésta se encontrara a 2.000, 5.000 o incluso 8.000 metros. En un artículo escrito días antes de salir hacia la cumbre del Annapurna, de donde no regresaría, Iñaki resumía su credo: “No hagan mucho caso cuando lean por ahí que pensamos atacar la cima, ya que aquélla no nos ha hecho nada, ni tampoco es nuestra intención conquistarla; a lo sumo podremos convivir en paz durante unos cortos minutos, y después continuar nuestro camino agradecidos”.

El peligro



El alpinista pamplonés nunca buscó el aplauso fácil del público, nunca persiguió las carreras alpinísticas, disfrutó a su manera y con los suyos de sus pequeños ‘éxitos’ y regresaba año tras año al Himalaya porque sabía que, aunque asumía riesgos, tampoco en la ciudad nadie le garantizaba nada. Sobre el peligro decía que éste no estaba en las montañas sino “en el colesterol, el hastío, los centros comerciales, la violencia, la soledad no elegida, nuestra clase política, los cánones de belleza aceptados, la burocracia...”. Y así, con ese estilo independiente y esa búsqueda de la libertad y el amor en las montañas fue como se apagó su vida en la Diosa de las Cosechas un 23 de mayo de hace dos años. Una de las muchas veces que Iñaki supo que había que renunciar a la cumbre. Mientras, estos días de mayo, filas interminables de ricos héroes trepan enganchados a sus bombonas de oxígeno la ruta suroeste del Everest. Apoyados por sherpas de altura y con ropas de última tecnología, compran su sueño por un buen puñado de dólares. Buscan la gloria a 8.848 metros. Atacan la cima. Triunfan o fracasan. Cómo explicarles que esas palabras no existían para Iñaki Ochoa. Cómo explicarles que ser montañero no es llegar hasta la cumbre. Cómo explicarles que la grandeza no habita en lo grandote.

domingo, 6 de febrero de 2011

Icnitas de Soto en Cameros

La Rioja es una tierra privilegiada en cuanto a la existencia de icnitas (huellas fosilizadas de dinosaurios) se refiere.

Además de los más conocidos yacimientos de Enciso, Cornago, Igea y otros de la Rioja Baja, en la zona camerana también podemos encontrar varios yacimientos de interés. Tal es el caso de los dos yacimientos de Soto en Cameros (Soto 1 y Soto 2), cuya visita bien merece la pena. Especialmente interesante es el segundo yacimiento, formado por 154 huellas de los pies y manos de una manada de saurópodos (dinosaurios que caminaban a cuatro patas) que campó por esos parajes hace aproximadamente 120 millones de años.
A ambos yacimientos podemos acercarnos a través de una sencilla y bien señalizada ruta (2,4 km. hasta el segundo yacimiento), a la que accedemos desde las proximidades de la ermita de Nuestra Señora del Cortijo, en la parte alta del pueblo.

Soto en Cameros, bonito pueblo serrano, presenta, además, otro singular aliciente: el impresionante Cañón del Río Leza, hogar de una importantísima colonia de buitres leonados y otras aves rapaces.

Mirador del Cañón del Río Leza

Minotauro, del escultor Óscar Cenzano

Yacimiento de Soto 2

domingo, 30 de enero de 2011

San Glorio: una tropelía contra el medio ambiente y los ciudadanos

Nota de prensa de la Plataforma en Defensa de San Glorio.

Aquí

miércoles, 19 de enero de 2011

IX Ciclo de proyecciones 'Montañas del Mundo' (Burgos)

Fecha Del 28 de Enero de 2011 hasta 25 de Febrero de 2011 en Burgos.

Al igual que los años anteriores, los viernes de febrero, Burgos se volverá a llenar de montañeros ansiosos por disfrutar de alpinismo en estado puro. Este año, el Club Montañeros Burgaleses ha preparado un programa que muestra algunas de las mejores proyecciones del panorama nacional.

• VIERNES 28 ENERO: proyección de la película “Nanga Parbat” de Reinhold Messner y Joseph Vilsmaier, uno de filmes de montaña más esperados de los últimos tiempos.
• VIERNES 4 FEBRERO: Juan Vallejo con “La Gran Travesía del Broad Peak”, una de las mejores actividades alpinísticas del 2010, realizada junto a otros dos grandes alpinistas Alberto Iñurrategui y Mikel Zabalza.
• SÁBADO 5 FEBRERO: IV Campeonato de Escalada Ciudad de Burgos, en el Centro Cívico Río Vena (por la mañana).
• VIERNES 11 FEBRERO: contaremos con la presencia de Carlos Suárez que nos traerá “The Asgard Project”, película que está recogiendo premios en todos los festivales de montaña en los que participa.
• VIERNES 18 FEBRERO: conoceremos las Montañas de la Luna (Trekking Rwenzori y Pico Margarita) de la mano de Carlos del Val.
• VIERNES 25 FEBRERO: también contaremos con Tente Lagunilla, que nos hará sentir exploradores y saborear el hormigueo que produce enfrentarse a lo desconocido con su expedición a una montaña virgen, el Dome Kang.

Las conferencias tendrán lugar a las 20.15 horas.
Lugar Avda. Cantabria, 3 (Cultural Caja de Burgos)
Organizador Club Montañeros Burgaleses
Más info: http://www.smburgaleses.com

(Fuente: desnivel.com)

domingo, 16 de enero de 2011

Senda Bujanda (Izki)

Monte Soila
La senda Bujanda une los pueblos alaveses de Corres y Bujanda a través de un recorrido sencillo y perfectamente señalizado de 3,5 km. La ruta, que no presenta apenas desnivel, es muy recomendable para realizar con niños. Se trata de un ameno y nada exigente paseo en medio de una naturaleza exhuberante y encantadora que no defraudará al caminante.
El inicio de la excursión debemos buscarlo en la zona sur de Corres (Korres), desde donde parte un sendero amplio (que más adelante se convertirá en senda) y señalizado con letreros indicativos.
El camino, inconfundible, nos adentra en una paisaje rico en especies vegetales y flanqueado por murallones calcáreos que, junto con el río Izki, dan forma a este bello desfiladero.
En 1 km, llegamos a la altura de la presa de Aranbaltza, que podemos visitar descendiendo 50 metros por una sendita a la derecha del camino (señalizada).
Más adelante, cruzamos el río por un puente y continuamos inmersos en la espesura antes de salir a una zona más despejada, lugar donde termina el entorno del parque natural. Sólo nos queda proseguir hasta Bujanda por un terreno menos atractivo que el que veníamos siguiendo.
El regreso se realizará por el mismo trayecto que hicimos a la ida.
Señalar que en Corres existe un edificio de información del Parque Natural de Izki, donde podremos obtener documentación y recibir explicaciones acerca de las actividades a realizar por la zona.
Es curioso observar cómo en varias casas de las calles de este pueblo aparece colgada en las puerta la "Flor del Sol", para ahuyentar a las brujas y todo tipo de espíritus malignos.

Más info

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Ascensión al Pico San Millán (Burgos)

Os presento un resumen fotográfico de la subida al Pico San Millán, en la Demanda burgalesa, que realicé recientemente.
Se trata de un dosmil de poco relieve, cuya cara norte presenta características propias de alta montaña. No en vano, se trata de la montaña más elevada de la provincia de Burgos.

Para acometer la subida por la vertiente norte (la más salvaje y bella, pero también mucho más dura que por otros accesos) discurre por el Valle del río Urbión (no confundir con el valle riojano que lleva el mismo nombre) partimos de la localidad de Santa Cruz del Valle Urbión.

Se trata de un recorrido exigente, que salva más de 1.000 metros de desnivel, y que en invierno requiere de material de alta montaña (piolet, crampones,...).

Una de las cascadas de Altuzarra, de gran espectacularidad

Hacia la cumbre, por la cara norte
Duro y último repecho antes de alcanzar la cima
Vista del Trigaza desde la cumbre


Cordal cimero
Valle de Urbión, acceso a la vertiente norte del San Millán
Vista desde la cumbre
Cumbre del San Millán
Fotografías de Dani G. Óscar B. y Nano del Hoyo